Ya en 1984, retratarse así era toda una declaración de intenciones. Es como ser feo hoy en día, o no tener televisor.
Tengo un problema con este tipo: no puedo soltar sus libros. Se leen casi de tirón. Personajes profundos, consistentes; historias cotidianas, tal vez triviales, excepto para sus protagonistas. Una prosa bien redactada, argumentos inteligentes. Libros así pertenecen a una época olvidada.
El único problema que he podido encontrar es que, en todo lo que llevo leído suyo, hay siempre uno o dos episodios escabrosos contados con detalle. Lo cierto es que no alcanzo a comprender qué necesidad tenía este hombre de entrar en ciertas minucias, cuando podría bastar con insinuar un par de detalles y saber que, si ha llegado hasta ese punto de la novela, el lector es un buen entendedor necesitado de pocas palabras.
Cometí el error de recomendarle el primer libro a mi madre un día que estaba de visita por casa, y yo todavía no iba por la mitad y no me había topado con el lapsus. Se trata de una señora que, al igual que los libros de Davies, pertenece a una época olvidada. Asusta a albañiles y electricistas. Mis amigos se refieren a ella como la dictadora suprema. Basta para hacerse a la idea.
El caso es que, a pesar del episodio de rigor, pareció importarle poco el momento escabroso y devoró el libro sin, tampoco, poder soltarlo. Lo cual me lleva a recomendar que, si usted se cruza con un libro suyo, le dé un tiento, quizá acudiendo a una biblioteca antes de dejarse ventiún euros en el intento.
La editorial Libros del Asteroide está editando la obra de Davies, volviendo a traducirla si ya estuviera editada. Es un detalle importante, porque la prosa es compleja y necesita un trabajo fino. Pero el resultado es excepcional, por lo que sale a cuenta localizar las ediciones nuevas.
Ángeles Rebeldes y Lo que arraiga en el hueso son, de momento, lo mejor que he leído de Davies y yo aconsejaría empezar por ellos. Davies escribía sobre todo en trilogías de volúmenes que pueden leerse de forma independiente, aunque tiene sentido leerlos en orden y disfrutar de los guiños al lector avisado.
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La tira ecol ha vuelto.